Habla que te escuchen las paredes, su respuesta gélida y silenciosa. No importa, tú no eres de aquí, ni quieres serlo. Hace muchos años vivías en otro planeta, dulce, cálido y acogedor, dónde todos los días eran verano, el sol brillaba, los pájaros cantaban y las flores desprendían el mejor olor que jamás habías olido. Tienes ese recuerdo, preciados recuerdos… Refugio de tus lluvias y tormentas, motivo de esperanzas y deseos de que el verano no se haya ido, de que sólo se trate de una tormenta veraniega y de que mañana brillará el sol con todas sus fuerzas, oirás el canto de aquellos pájaros y olerás el perfume de aquellas flores….
Todo cambia y nada permanece.
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