Te
repetias a ti mismo "Sé que estará allí" pero no estaba, se había ido,
sin avisar, sin despedirse. Y entonces piensas en qué puede haber
cambiado, y al final lo único que se te ocurre es que nada cambia, todo
sigue igual solo que tú no te habías dado cuenta. Y entonces aprendes
que ni cambiarás el mundo, ni cambiarás a las personas, que nadie se
acuesta queriendo a una persona y se levanta la mañana siguiente
importándole un pimiento.
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